Un 2025 prometedor para la economía global
Aparentemente 2025 promete ser un año donde la economía va a ir bien, mejor que en 2024 y, por tanto, no hay motivos para pensar que pueda ser un año malo para los mercados financieros. Sin embargo, aunque la rentabilidad esperada para este año es buena, el camino promete también ser complicado. Ya tenemos referencias de lo que implica para los mercados financieros que Donald Trump sea presidente de Estados Unidos: mucho ruido, aparente hostilidad, pero como dice el dicho: perro ladrador poco mordedor. Y es que, al fin y al cabo, por mucho que Trump intentara centrar la atención en él, los inversores seguían observando lo realmente importante, los beneficios de las empresas y estos subieron durante la primera legislatura de Trump, por lo que los precios de las acciones también lo hicieron.
De cara a esta legislatura será igual. Trump podrá provocar volatilidad por sus declaraciones y su discurso generalmente agresivo, pero lo realmente importante al final son los beneficios y si estos son buenos los precios de las acciones reaccionarán en consonancia. A este respecto precisamente las políticas que ha prometido Trump y para las que tendrá prácticamente carta blanca para aprobar durante los próximos 2 años se espera que beneficien a la economía americana en forma de mayor crecimiento.
Crecimiento económico y riesgo de inflación: el gran equilibrio
El problema que también está mirando el mercado de cerca es si este crecimiento económico podría venir acompañado de inflación. Esto podría anular parcialmente el efecto positivo del crecimiento económico ya que las valoraciones o el precio que pagamos por cada euro de beneficio cae cuando suben los tipos, los cuales aumentan con las expectativas de inflación. Lo cierto es que la economía, aunque no está funcionando al 100%, no tiene mucho margen de crecimiento sin inflación.
Los recursos en una economía son limitados, mientras haya suficientes recursos un crecimiento sano es posible. Sin embargo, una vez las industrias están funcionando a pleno rendimiento, estamos en situación de pleno empleo y el crecimiento supera la tasa de crecimiento de la productividad, ese crecimiento vendrá no por mayor producción, si no por mayores precios, es decir, surgirá la inflación. En la actualidad, la tasa de desempleo se ha alejado de los mínimos y la confianza del sector manufacturero todavía es bastante pobre, por lo que tenemos margen de crecimiento sano.
Esto no quiere decir que no podamos ver este repunte de la inflación o, al menos, que esta se mantenga elevada. Lo que implica es que en caso de que venga esta inflación las empresas pueden reaccionar aumentando su producción, lo cual aliviará esa tensión sobre la oferta.
Europa frente a Estados Unidos: diferencias económicas y perspectivas para 2025
Por otro lado, tenemos la economía europea la cual está más afectada por el mayor peso que tiene el sector manufacturero en general y por el menor dinamismo que caracteriza a las economías europeas. Si algo tenemos “bueno” en Europa es que, como está todo tan “controlado” por los gobiernos, los movimientos son muy lentos tanto para caer como para subir. Por ello, seguimos viendo cómo la economía europea sigue desangrándose poco a poco, pero sin llegar a la crisis. Ahora, con el viento a favor de una economía americana que podría acelerar, con el euro debilitándose frente al dólar y a la espera de que China también empiece a tirar del carro pronto, puede que poco a poco empecemos a ver cómo la economía europea empieza también a acelerarse. Pero, de nuevo, con movimientos lentos.
Renta variable: oportunidades y retos en Estados Unidos y Europa
Dentro de toda la diversidad económica europea, los países como España más dependientes del sector servicios son los que más se están viendo beneficiados de esta fase que estamos atravesando de recuperación post-crisis de inflación. El BCE sigue siendo partidario de apoyar a las economías a medida que la inflación sigue cayendo mes a mes. Aquí, aunque hay diversidad de opiniones entre los gobiernos nacionales y su escepticismo con respecto a Europa y el euro, el BCE puede actuar de manera mucho más independiente que en Estados Unidos.
Debido a esto, podemos estar más seguros de que el comino del BCE y de la Fed van a divergir durante este 2025, al menos durante la primera parte del año, donde veremos una Fed mucho menos acomodaticia, buscando mantener los tipos de interés reales, mientras que el BCE buscará estimular la economía bajando los tipos de interés.
El reflejo que estas dos situaciones tendrá en la economía se verá en los mercados también. Por la parte de renta variable, aunque es cierto que el crecimiento de los beneficios de las empresas americanas se espera que sea mayor que el de las europeas, en Estados Unidos se esperan ligeras subidas de tipos descontando esta nueva postura que podría adoptar la Fed, mientras que en Europa todo apunta a que los tipos seguirán cayendo. En el primer cuatrimestre probablemente podamos encontrarnos un comportamiento similar entre las bolsas europeas y americanas precisamente por esto, pero una vez los tipos se estabilicen, creemos que las bolsas americanas ofrecerán una mayor rentabilidad que las europeas.
Renta fija: estrategias para un año volátil
En cuanto a la renta fija, me mantendría alejado de los bonos a largo plazo, al menos hasta que se estabilicen y la curva de tipos esté más inclinada. Sin embargo, creo que este año podremos de nuevo entrar en bonos con mayor duración aprovechando esa recompensa de asumir ese riesgo de duración. Recordemos que los dos últimos años la duración se pagaba, no se cobraba, es decir, los tipos a largo plazo ofrecían una rentabilidad más baja que los tipos a corto plazo. Ahora ya no es así, aunque la diferencia sigue siendo demasiado pequeña. Si este año la curva de tipos sigue inclinándose podríamos estar ante una oportunidad de entrar.
Por último, lo que sí que ha corregido mucho en los últimos años han sido los spreads de crédito. Tanto que ahora mismo no resulta tan rentable e interesante asumir ese riesgo. Sin embargo, dado que el crecimiento por ahora sigue siendo bueno, merece la pena asumir parte del riesgo y mantener posiciones de bonos high yield en cartera.
Conclusiones: 2025, un año de rentabilidad con volatilidad controlada
A modo de resumen, 2025 apunta a ser un año con buenas rentabilidades, pero también con mucha volatilidad, al menos la primera mitad del año. Simplemente hay que mantener un ojo puesto en los tipos y aprovechar cuando la curva esté suficientemente inclinada. También ojo con el high yield, ya que los spreads de crédito ya no son tan atractivos como antes, conviene mantener una posición neutral.
En GSM&B, disponemos de un amplio número de profesionales en el área financiera en el que le asesorarán en todas las consultas que puedan surgir al respecto.
Artículo escrito por Kevin González, analista financiero en GSM&B Agencia de Valores.